Los diamantes son, probablemente, las piedras preciosas más deseadas. Se utilizan para diseñar y confeccionar un sinfín de piezas de joyería y ofrecen un brillo y una dureza sin parangón. Sin embargo, se trata de un recurso bastante escaso, de difícil extracción y, sobre todo, muy caro. Es por ello que, con el paso del tiempo y el avance de la técnica, han surgido alternativas más económicas y respetuosas con el medio ambiente. Hablamos, como no, de los diamantes cultivados. Aquí te explicamos qué son y por qué resultan una opción mucho más ecológica que los naturales.
Definición de diamantes cultivados
Para entender la definición de diamantes cultivados hay que saber cómo se forman los naturales. En concreto, estos surgen a partir de un proceso geológico muy complejo y que puede tardar decenas de millones de años en completarse. De hecho, solo se da en condiciones muy precisas dentro de la corteza terrestre que se caracterizan por altas temperaturas, presencia de gases ricos en carbonos y elevadas niveles de presión.
Sin embargo, en un laboratorio es posible simular ese proceso de forma infinitamente más rápida y sencilla. En concreto, el método utilizado se denomina CVD y se caracteriza por el sometimiento de carbono en estado gaseoso a las condiciones adecuadas de temperatura y presión. El resultado es el de diamantes ecológicos con una composición similar a los naturales en más de un 97 %. De hecho, a simple vista, son literalmente imposibles de diferenciar.
Pero ¿por qué se consideran diamantes ecológicos?
Fundamentalmente, porque para su extracción no es necesario dañar el entorno. Hay que tener en cuenta que los diamantes naturales, a pesar de haber ascendido desde las capas más profundas de la corteza terrestre, siguen encontrándose a decenas y hasta a cientos de metros por debajo de la superficie. Esto hace necesaria la excavación de yacimientos y el uso de explosivos y de maquinaria intensiva que, en líneas generales, supone un fuerte impacto para el ecosistema de la zona. En el laboratorio no son imprescindibles ninguno de esos elementos.
Pero no solo eso. Detrás de la extracción de diamantes naturales suele haber conflictos y guerras. Este es un recurso muy valioso y que, mayoritariamente, se encuentra en países subdesarrollados o del tercer mundo. Si has visto la película ‘Diamantes de sangre’ protagonizada por Leonardo DiCaprio, seguramente sepas muy bien de lo que hablamos. Por tanto, los diamantes cultivados no solo pueden entenderse como piezas clave en el movimiento de la nueva joyería sostenible, sino también del comercio justo y de la lucha por la igualdad y por la paz en todos los rincones del planeta.
Los diamantes ecológicos como icono de la joyería sostenible
En definitiva, los diamantes cultivados son alternativas ecológicas a los tradicionales ya que no acarrean en el medio ambiente los impactos negativos propios de las actividades mineras. Además, al ser mucho más baratos y fáciles de conseguir, su compra ayuda a prevenir multitud de conflictos y de casos de corrupción en países en guerra o en situaciones de extrema pobreza.